Image and video hosting by TinyPic

lunes, julio 19

De ti...

Me alegra que seas tu el que me da la vida...
Me alegra saber muchas cosas de tí...
Me gusta todo de ti...


Quisiera estar recorriendo paisajes cogidos de la mano, pero quizá soy una chica tan cursi que no me quieras... -Te quiero y lo sabes- me decía cada vez que le decía algo parecido a eso, -Eres la única... No hay nadie más, tu eres la única así no me creas.- me dijo esa vez.

No sé qué pensar... Yo sólo sé que le quiero. Incluso si mi mente me ponga turbia la vista del corazón...

sábado, julio 3

Necesito preguntarte algo...

De acuerdo, me fui de viaje... descansé y dormí como oso en invierno. Y bueno, ahora vengo con más ánimos de escribir en el blog y de recuperar tiempo perdido, escribir sobre mis sentimientos, reseñas, categorías y libros. Vengo dispuesta a ser de nuevo yo.



Recuerdo esa primera noche en la habitación amoblada, aireada y con una cama tipo queen para mí sola -amo las camas grandes- y al rato caí dormida. Empecé a soñar, tu estabas, te veía, te sentía y... Y de pronto una tormenta -en el tiempo real- comenzó a caer. ¿Era real? Me desperté, era una tormenta eléctrica, llena de rayos, truenos y relámpagos que me hicieron sentir indefensa y desequilibrada. Cada vez que escuchaba un relámpago me retorcía en mi posición fetal e imaginaba cosas extrañas. ¿Estabas? No... Cogí la almohada sobrante en mi cama y la abracé con tal fuerza que me volví a dormir, ya que se había ido la electricidad.

Volví a soñar, te vi a lo lejos, te vi tomando una soda enlatada sentado en una silla. Me sentiste caminar hacia ti y yo me detuve, te miré para saber cuál era tu reacción, te paraste y botaste sin intención la soda, cerraste los puños y volteaste. Yo me asusté cuando te vi, pensé que había causado alguna alteración en ti, que te había causado fastidio. Me quedé parada, paralizada prácticamente hasta que te vi frente a mi en un abrir y cerrar de ojos...-¿tanto tiempo paralizada?...- me cogiste la cara con tus dos manos, yo cerré los ojos y despejé la mente... Sentí tus labios junto a los míos y te respondí aquel beso tan inesperado: era dulce, cortés y sobre todo, tierno. Rocé mis manos sobre tu cabello, pasando por tu nuca y descansé ambas manos en tus hombros. Tu conseguiste abrazarme, y no sé cómo, por toda mi cintura y me apegaste hacia ti. Me sentí en las nubes, sentí cómo mi cuerpo se acoplaba al tuyo, sentí la mismísima adrenalina correr por mis venas, un efecto parecido a las anfetaminas... Recorrí mis manos por tu cara, por tu cuello, por tu pecho y comencé a levantarte la camiseta que terminé quitándote... Exploré con mis manos tu pecho, que estaba ardiendo a una temperatura altísima al paso que tu me acoplabas hacia ti. ¿Dónde estábamos? No lo sabía, terminamos en una habitación con una cama recién hecha, era grande, puedo considerar que era queen o incluso, king... Habían muchas almohadas, el olor particular de la habitación no era más que de fresas, mi favorito, y lo poco que pude detallar -porque la mayoría del tiempo tuve los ojos cerrados, para menos, estaba besándote...- era que estábamos en una cabaña por las paredes, eran color carmesí, eran de un árbol, era madera; pero todo estaba muy bien decorado. Me quitaste de un tirón mi camisa, me tiraste a la cama y te vi... Te vi tan... hermoso. En ese momento podía considerar dos posibilidades: una, terminar sumiéndome por mis impulsos sexuales y llenos de adrenalina y terminar durmiendo contigo, o dos, decirte que deberíamos parar...


¿Decisión? NO LA HUBO. Me despertó un relámpago, más alarmas de los autos estacionados, más las palmeras meciéndose, más un olor extraño -sigo sin saber qué era...- y vi el móvil: eran las 4:02am y ya no tenía sueño. Encendí el iPod en busca de música para relajarme y volverme a dormir, tenía miedo, y cuando volví a ver el reloj eran las 7:35am... Ya no necesitaba dormir.

Te extrañé más que nunca esa noche, esa noche en la que en un sueño puedes despertar tu más preciada... no lo sé, eso que quieres tanto que puedes morir por tener un poco de ese sabor. Las noches pasaron, ayer me telefoneaste, hablamos unos ocho minutos, el saldo era poco y me dijiste que querías contar y ver pasar las estrellas, caminar por aquel sendero que lleva al lago, compartir un desayuno, tenerme a tu lado. Cariño, te dejé a tu imaginación mi sueño, pero créeme, si pudieras leer todo esto... La verdad no sé. El caso inminente es que te necesito, te necesito tener a mi lado, volver a sentir esos labios sabor fresa intensa y más que todo, verte a los ojos, decirte tantas cosas y preguntarte algo.... ¿Quieres ser mi pareja para mi baile de graduación?








Te extraño ♥